lunes, 30 de septiembre de 2013

Café compartido II. La sobremesa

El post de hoy viene de la mano de una gran amiga. Con ella he compartido muchos cafés. Cafés cargados de sinceridad, de ayuda, de penas y de alegrías y de negocios imaginarios que algún día emprenderemos. Hemos recorrido mucho juntas. Cuando le conté la idea del blog enseguida comenzó a darle vueltas a la cabeza para publicar una entrada. Con todos ustedes, pasen a deleitarse con la prosa de mi gran amiga Loli Pierres. Esta es la segunda entrega de 'Café compartido', sección inaugurada por 'El Café de las 12' y su inigualable capacidad para las letras. 

La Cafetera.


Eso de ir a comer con amigos o familia está muy bien. Pero la cosa realmente se pone buena cuando llega la sobremesa. Porque antes cada uno está disfrutando de su plato, de su bebida y tenemos todos la boca llena como para relajarnos a charlar.
Pero la sobremesa...ahhhhh, la sobremesa!!! Ese momento tan desesperadamente odiado por los camareros como disfrutado por los comensales. Mientras ellos no ven la hora de tener la mesa libre, nosotros nos relajamos en las sillas y...pedimos EL CAFÉ! A veces, cuando la charla es realmente buena, hasta repetimos.
Hay quienes no valoran este momento cumbre de la comida y prefieren ir a "tomar el cafelito" a otro lado ¡SACRILEGIO! Si uno se levanta de la mesa, se pierde el momento, mientras la atención de todos está puesta en caminar y encontrar una cafetería...Y allí ya no es lo mismo, la sobremesa es tan efímera que si te mueves de sitio, desaparece. Adiós a la mesa medio sucia con servilletas y manteles manchados, que son uno de los motivos por los cuales uno sigue pidiendo café (o chupitos, depende de la afición alcohólica de cada uno. Yo soy más del primer tipo). Yo he tenido sobremesas que han durado hasta la cena y cuando nos damos cuenta de la hora ¿para qué nos vamos a mover? (esta es una estrategia que los restaurantes podrían evaluar seriamente). Cenamos en el mismo sitio y así podemos tener una segunda sobremesa hasta que nos echen del todo o nos otorguen un título de cliente honorario (que bien ganado está). 
Por eso, amigos cafeteros, la sobremesa es sin duda un momento incomparable donde el café cobra un sentido distinto. No lo bebemos para despertarnos ni estar más atentos, simplemente es una excusa que propicia conversaciones y puede hasta dejarnos alguna anécdota que guardaremos en la memoria. Y a los que no les gusta el café, pues siempre pueden pedirse una manzanilla.

Loli Pierres.

Fotografía de Loli Pierres

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